Por Isa Torres (@IsaelTorresA)
La
palabra “confiar” en el diccionario
de la Real Academia Española significa tener confianza en alguien o algo y tener la esperanza firme de que algo suceda.
Esto quiere decir que una persona puede platicar una situación con alguien,
y expresarlo con toda la libertad, sin que llegue a ofenderte, al grado de que te
pueda ayudar en la situación.
Un
ejemplo claro es contarle todo lo que te pasa en la vida a tu Mamá o a tu Papá,
que alguien te hizo daño, un logro en tu escuela, que tu novio o novia te dejo,
por mencionar otros ejemplos. Y sabes que al final de la plática, tu Mamá o tu
Papá te pueden dar un consejo para animarte y alentarte.
“Confiar”, en el diccionario bíblico,
viene de griego HOMOLOGÍA y significa reconocer
la verdad en cualquier situación ante Dios.
Todo
este significado me lleva a un ejemplo que lo hice práctico: hace tiempo realice
una dinámica con mis hijos espirituales en una reunión, y tomé a uno de ellos y le puse una venda en sus ojos de modo que no viera absolutamente nada. Después
le empecé a dar algunas indicaciones, por ejemplo, camina derecho, salta en un escalón,
da media vuelta y avanza, etcétera. Durante la dinámica, la persona demostró que
no confiaba hacia donde iba, pero yo le dije “NO TE PREOCUPES, CONFÍA EN MI Y NO TE PASARÁ NADA MALO”, y después
de estas palabras, la persona mostró más seguridad al caminar y seguir mis indicaciones. ¿A qué voy con todo esto?
“No temas, porque yo estoy contigo; no
desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te
sustentaré con la diestra de mi justicia.” (Isaías
41:10 RVR1960)
Así
como les contamos nuestras preocupaciones a los Padres, hermanos, novio o
novia, abuelos, mejor amigo, mejor amiga,… Así es como Dios quiere que le contemos
de todo y entregarle nuestra confianza total a Dios. Él desea escuchar nuestra
voz en todo lo alto, como lo dice:
“Clama a mí, y yo te responderé, y te
enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” (Jeremías 3:33 RVR1960)
Cuando
lleguemos al punto de confesarle todos nuestros pecados a Dios (y cuando digo
todo, es todo) estaremos entrando a un arrepentimiento, en el cuál, Dios nos entrega
su perdón, y así disfrutar la presencia de Dios sin que nada ni nadie lo
impida.
¿Qué
es lo único que tenemos que hacer? Entregar nuestra vida a Dios, dándole nuestra
confianza en que él nos escuchará y nos guiara en todo momento, para poder
disfrutar de la libertad de Dios sin miedo al pasado o a los problemas que nos
rodean. “NO TE PREOCUPES, CONFÍA EN DIOS
Y NO PASARÁ NADA MALO A TU VIDA”.
Para
sellar el tema de hoy, les comparto un versículo para recordar que Dios siempre
estará con nosotros. “Así que, cuando
tengamos alguna necesidad, acerquémonos con confianza al trono de Dios. Él nos ayudará, porque es bueno y nos
ama. (Hebreos 4:16 RVR1960)
¡CRÉELO, PORQUE ES VERDAD!